«Un viaje emocional por el corazón de la vitivinicultura argentina: el Valle de Uco»

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Bitácora emocional de un periodista de turismo en el Valle de Uco, Mendoza

Autor; Jacobo Malowany

En nuestra segunda entrega sobre la provincia de Mendoza, nos adentramos en el corazón de la vitivinicultura argentina: el Valle de Uco. Me cautivó la belleza de sus paisajes y la tranquilidad de la zona al recorrerla en coche, para no perderme detalles. Me alojé en una encantadora casa rural rodeada de plantaciones de tomates, duraznos y viñedos, y tuve la oportunidad de conectarme con la vida rural de la región gracias a mi anfitrión, un productor rural que ha entendido la importancia del enoturismo en la zona y decidió abrir las puertas de su hogar a visitantes de todo el mundo.

Ubicada a unos 80 kilómetros al suroeste de la capital mendocina, esta zona se destaca por sus impresionantes paisajes de montaña, con la majestuosa Cordillera de los Andes y el majestuoso volcán Tupungato como telón de fondo. Al recorrerla, nos encontramos con un paisaje de ensueño: viñedos interminables, ríos cristalinos y montañas algunas nevadas que parecían tocar el cielo. El aire fresco y puro nos llenó de energía y nos preparó para un día lleno de descubrimientos vitivinícolas.

Comencé mi día en la Bodega Salentein, donde disfruté de un exquisito almuerzo en su posada, con una trucha a la parrilla, empanadas de osobuco al aro y un postre a base de cremas con frutos secos. La comida, maridada con los vinos de la bodega, fue simplemente deliciosa. Después del almuerzo, visité la Sala de Arte Killka, una galería cultural que combina la pasión por el vino con la promoción y apoyo al arte contemporáneo, especialmente argentino. Inaugurada en 2005, la Sala de Arte Killka ha sido anfitriona de diversas exposiciones temporales y permanentes, que incluyen pinturas, esculturas y fotografías de artistas reconocidos y emergentes.

La Capilla de Gracia en la Bodega Salentein es pequeña y encantadora. Esta capilla fue construida como parte del compromiso de la bodega con la promoción de la cultura y el arte en la región. Es un espacio de paz y reflexión, su arquitectura es simple y elegante, con un estilo tradicional que se integra perfectamente con el entorno natural. En la entrada de la capilla, hay esculturas que representan a ángeles, creadas por el artista uruguayo Pablo Atchugarry. Estas esculturas de mármol blanco simbolizan la protección y la guía espiritual, invitando a los visitantes a entrar en un ambiente de serenidad y contemplación. La verdad que los escultores uruguayos son responsables de monumentos importantes en Mendoza.

Por la tarde, visitamos para merendar la Bodega La Azul, una pequeña bodega familiar que se ha ganado un lugar en el panorama vitivinícola argentino por la calidad de sus vinos y su enfoque artesanal. La visita a La Azul fue una experiencia íntima y personal, en la que pudimos aprender sobre la historia de la bodega y sus fundadores, así como sobre el trabajo que realizan para cultivar sus viñedos en condiciones extremas. Me deleité con una merienda de quesos y embutidos locales.

Posteriormente, nos dirigimos a Andeluna, la bodega está dirigida por un equipo visionario y apasionado, liderado por el gerente Pablo Ferral, quien cuenta con una amplia experiencia en la gestión de pequeños hoteles mágicos. La bodega ha evolucionado desde su historia desde  su antiguo propietario que era multinacional de la bebida famosa que no encontró su nicho de mercado a su actual un mendocino de larga trayectoria en la industria del  vino,  con una visión de futuro disruptiva que está haciendo posadas y mejoras al terruño. La noche fue aún más especial con un concierto organizado por la división de cultura de Mendoza y la degustación de cena con vinos de la casa, especialmente en vinos jóvenes. Además, el equipo de Andeluna nos enseñó sobre la complejidad y el arte detrás de la elaboración del vino, lo que nos permitió comprender aún más la riqueza y diversidad de la vitivinicultura en Argentina. Tuvimos la oportunidad de experimentar con distintas proporciones de uva para crear un blend que se ajustara a nuestro gusto personal. Fue una experiencia educativa e interactiva que nos permitió aprender sobre la vitivinicultura de una manera divertida y participativa. 

Por último, al otro día antes de emprender la experiencia del Rafting, visitamos la famosa bodega Clos de los Siete que es un proyecto vitivinícola inusual, impulsado por el enólogo francés Michel Rolland, quien reunió a un grupo de partenaires franceses, familias ligadas al mundo del vino cuyos nombres son inseparables de los Grand Cru más renombrados en el plano internacional.

En Clos de los Siete, se encuentran cuatro bodegas, dirigidas por cuatro familias francesas: Michel & Dany Rolland (Bodega Rolland), Catherine Peré Vergé & Henri Parent (Bodega Monteviejo), Jean Guy & Bertrand Cuvelier (Bodega Cuvelier Los Andes) y Alfred y Michele Bonnie (Bodega Diamandes).

Estas familias francesas decidieron unir sus fuerzas y crear un lugar único en el mundo, donde la pasión por el vino y la tradición de la vitivinicultura francesa se combinan con la creatividad y el espíritu emprendedor de la región de Mendoza, en Argentina. Es una extensión que cuenta con 850 hectáreas de viñedos al pie de la Cordillera de los Andes, y cada una de las cuatro bodegas que lo integran destina la mitad de su producción para elaborar conjuntamente el vino “Clos de los Siete”. Con la otra mitad, cada bodega elabora sus propios vinos bajo su propia marca.

Durante nuestra visita, conocimos Diamandes y Monteviejo, donde un guía muy conocedor, que también es el gerente de la atención al visitante y turismo, nos explicó detalladamente la historia, la arquitectura y el lugar especial de sonido y luz que se creó en la bodega para mejorar la calidad de sus vinos.

La bodega Diamandes cuenta con una arquitectura espectacular y un jardín de esculturas que enfatiza su compromiso con la cultura y el arte. Además, cuenta con un viñedo de alta montaña que produce vinos de alta calidad, con una combinación perfecta de terroir y técnica. Durante la degustación en la sala de degustación, pudimos probar los vinos más emblemáticos de la bodega y aprender sobre su proceso de elaboración y maduración.

Por su parte, la bodega Monteviejo cuenta con una muestra de arte que enfatiza su compromiso con la cultura y el arte. Además, su filosofía de Wine Bottled Estate realza la elegancia del terroir mendocino aplicando el acento bordelés de sus propietarios. La bodega mantiene un fuerte compromiso con el medio ambiente aplicando técnicas sustentables y produciendo vinos orgánicos y veganos.

Partimos en busca de la adrenalina del Rafting y nos alojamos en el Gran Hotel Potrerillos con la belleza natural del área del Lago Potrerillos. Nuestra próxima nota contamos esta experiencia y el viaje al Aconcagua.  

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