Desde Uruguay a la Magia de la Provincia de Río Negro.
Opté por pasar la Navidad en San Carlos de Bariloche junto a mi familia, atraído por el encanto mágico de este destino. A lo largo de estas líneas, compartiré con ustedes mis emociones y vivencias en la pintoresca Provincia de Río Negro, Argentina.
¿Cuáles han sido los motivos de esta decisión?
El llamado del destino turístico a veces llega de formas inesperadas. Inspirados por las palabras de Fernando Amer, director de Trade EMPROTUR, durante su visita a Uruguay, y la invitación que nos hizo la organización de Patricia Chabot Producciones fue el mayor catalizador de esta elección, motivándonos a cubrir para ustedes este destino de ensueño.
Autor; Jacobo Malowany – @jacobomalowany
Nuestro viaje parte del Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini, comúnmente conocido como Ezeiza. A solo 35 km de Buenos Aires y accesible en aproximadamente 40 minutos por la Autopista Riccieri, este aeropuerto se destaca por su amplitud y facilidad de ubicar los despachos de las diferentes aerolíneas tanto internacionales como nacionales, características no siempre presentes en aeropuertos internacionales. Optamos por volar con Fly Bondi, cuyo servicio puntual nos llevó a Bariloche en un vuelo de 2 horas y 10 minutos.
Bariloche: un viaje por el tiempo
Bariloche, un lugar que visité hace 48 años durante mi viaje de egresados, resurgió en mi memoria con una mezcla de nostalgia y asombro. El centro cívico, con su emblemático cuco marcando las 12 o las 18 horas, sigue siendo el corazón de la ciudad. Los estudiantes, ataviados con las chaquetas uniformadas de las empresas de viajes, revivían el espíritu de mi juventud. Las casas de estilo suizo, dispersas entre la naturaleza, y la gran oferta de hotelería a través de una larga y renovada avenida costanera llamada Exequiel Bustillo, junto con lugares para el baño en el lago y pequeñas confiterías para contemplar el paisaje.
La experiencia Lago Gutiérrez: Entre aguas y montañas
Elegí vivir la experiencia de Bariloche en las orillas del Lago Gutiérrez. Desde mi casa se llega al arroyo Gutiérrez por un viejo puente. Lo primero que hice fue descalzarme, sentí el frío penetrante del arroyo en mis pies. Caminando, llegue al lago y contemplé el horizonte abruptamente delineado por los imponentes cerros. El Cerro Catedral, aún cubierto de nieve, se erigía como un desafío a ser explorado.
El sol de la tarde proporcionaba un calor reconfortante, mientras la brisa fresca que anunciaba la llegada de las nubes me recordaba estar atento al clima cambiante. En este silencio natural, únicamente se escuchaba el romper de las olas entre las flores amarillas y las margaritas.
La mística calle Mitre: Un paseo por los aromas del Chocolate
A la noche decidimos ir al centro de Bariloche, no podía dejar de mencionar la emblemática calle Mitre, un verdadero motor de la ciudad. Caminar por esta calle es sumergirse en un mundo donde el intenso y dulce aroma a chocolate invade cada esquina. La calle, cálida y acogedora, está construida en su mayoría de madera, lo que le otorga un encanto particular y una atmósfera acogedora.
El chocolate en Bariloche es mucho más que un dulce; es una experiencia sensorial completa. El sabor y el aroma inconfundible del chocolate de Bariloche confirman que no se trata de un sueño. Paradójicamente, después de soñar tanto con este lugar, estaba de nuevo aquí, caminando por la calle Mitre, en un reencuentro con la ciudad que tanto había añorado. Ni hablar para mi sorpresa que las discotecas de mis primeros tragos como Grisu y Cerebro siguen en pie y llenas de jóvenes haciendo sus primeros recuerdos de la vida.
Lago Nahuel Huapi
Desde el centro cívico y a través de toda la ruta de una gran belleza que es la avenida costanera llamada Exequiel Bustillo, se bordea el lago Nahuel Huapi.
Este lago de origen glaciar se extiende con una superficie de 557 km² y se encuentra a una altitud de aproximadamente 700 metros sobre el nivel del mar. Lo que más sorprende del Nahuel Huapi es su intenso azul cristalino, y de la pureza de sus aguas.
El lago se destaca no solo por su impresionante belleza, sino también por su profundidad y por sus siete ramificaciones o brazos: Campanario, de la Tristeza, Blest, Machete, del Rincón, Última Esperanza y Huemul. Cada uno de estos brazos ofrece un paisaje único, convirtiendo al lago en un lugar de innumerables descubrimientos y aventuras.
Al llegar la noche esperando seguir disfrutando de la buena gastronomía y la belleza del lugar, dejando una primera impresión que Bariloche es un lugar para todo el año.
Autor:
Para contactar a Jacobo Malowany o conocer más sobre su trabajo, puede escribirle a jmalowany@altagerencia.es. Su dedicación al turismo, la enseñanza y el coaching lo convierten en un profesional calificado en el panorama actual.
Nota:
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