Autor; Alvaro Moreno Pérez
Existen varios tipos de turismo perfectamente identificados con unas tendencias que por no hallar otro mejor, utilizaré el calificativo de “comunes”, en tanto en cuanto se suponen de aplicación y conocimiento general y aceptado sin mayores reparos, más allá de algunos puntos de vista que pudieran llegar a ser incluso contradictorios, pero en general de aceptación generalizada.
Es el llamado Turismo Oscuro.
Conocido también como turismo negro, turismo de duelo, tanaturismo, turismo de morbo, turismo de dolor o turismo de la muerte (por algún lugar leí incluso el término antiturismo): son las traducciones de varios anglicismos para identificar esas motivaciones de viaje relacionadas con la muerte, tragedias, catástrofes, sufrimiento, violencia o desastres.
El hecho (en tanto en cuanto se refiere a fenómeno de desplazamiento de personas) no es nada nuevo y se supone haber sido practicado desde el inicio de la historia, por varias razones y motivaciones, tanto individuales como grupales.
Probablemente el más famoso y conocido en la antigüedad pueda ser atribuido al Imperio Romano y su Coliseo, cuna de sangrientos espectáculos que devinieron, incluso, en una forma de expresión de poder y dominio políticos. “Circo al pueblo”…..
Las iglesias, en general, y la católica en particular durante la Edad Media, no se apartaron de la tendencia de ”exhibir” varias e ingeniosas demostraciones (hoy las llamaríamos shows, pero evidentemente sólo en cuanto a su sistemática y metodológica operación) para demostrar a sus feligreses que la sumisión era la mejor receta para seguir vivo.
En ausencia de medios promocionales y publicitarios masivos, la concurrencia personal era la única vía de plasmar en comunicación unos actos restringidos a la calidad de la acústica o la distancia objetiva del ojo humano. De allí en más el relato (e incluso el chisme distorsionado) y la leyenda, hacían el resto. La Santa Inquisición apoyó con una enorme dosis de ingenio para demostrar su poder de convencimiento sobre las masas.
Así llegamos al siglo XX con una serie de fraseologías que iban aumentando conforme lo estudiosos profundizaban tal o cual característica.
AÑO | ANGLICISMO | INVESTIGADOR | TRADUCCIÓN |
1993 | Black Spot Tourism | Rojek | Turismo Punto Negro |
1993 | Grief Tourism | Rojek | Duelo Turismo |
1994 | Milking the macabre | Dann | Ordeñando (Exprimiendo) lo macabro |
1996 | Thanatourism | Seaton | Turismo de Muerte |
1996 | Dark Tourism | Lennon & Foley | Turismo Oscuro (Negro) |
2000 | Morbid Tourism | Bloom | Turismo Mórbido |
2002 | Atrocity Tourism | Ashworth | Turismo Atroz |
Creo que usted (dependiendo su forma de ser) empezará a tener la misma reacción al leer esto como yo la mía al exponerlo, en cuanto a la necesidad de tratar este tema, pero el hecho concreto y real -y más allá que nos guste o no- es que hemos de coincidir en que la mercadotecnia ha encontrado otro filón del cual extraer un CASI virgen nicho de mercado (preferiría llamarlo más bien de LOW PROFILE), que la verdad y en lo particular ya me parece haber derivado (en algunos casos) a lo extremo que me es sumamente incómodo y difícil de afrontar, como por ejemplo prácticas satánicas, experiencias de vudú, participación en sesiones de magia negra (desde el campo esotérico y no científico), hasta e incluso alguna forma de voyerismo.
Aclarado esto, prefiero centrarme en las expresiones más “livianas” de la práctica, común y normalmente relacionadas a las visitas de lugares históricos o que tienen un potencial de investigación científica encaminados a develar leyendas, mitos y creencias producto de una mezcla incuantificable de tradición con la imaginación fantástica que reflejan (ahora sí) la parte oscura del ser humano.
Como turismo oscuro se pueden considerar e incluir visitas y excursiones a:
- Monumentos conmemorativos de guerra (cementerios, puntos geográficos)
- Escenarios de muertes individuales o en masa (campos de concentración o genocidio, lugares de asesinatos de famosos, mazmorras y prisiones)
- Fábricas de diversión y exhibición oscuras (shows extremos, eventos macabros)
- Reconstrucción, representación o evidencias simbólicas de la muerte (Reconstrucción de batallas, armerías, santuarios)
Sin embargo, el tema quedaría técnicamente incompleto si no topáramos, aunque sea superficialmente, las razones o motivaciones de este tipo de turista.
En otras palabras, ¿qué es lo que le impulsa al Turista Oscuro a comprar este tipo de turismo?
La respuesta créame, no es nada fácil y más bien es bastante complicada.
De hecho, algunos textos consultados van más por el carril de la sicología y psiquiatría que del mercadeo y la investigación de perfil del consumidor, asumiendo este “gusto” como una expresión de que “algo raro” sucede al interior de esa “psiquis” que impulsa a la búsqueda de respuestas por:
- Aprender lecciones del pasado y no repetirlas (la guerra y sus consecuencias, lucha contra el crimen, psicología delincuencial)
- Sentir nuevas experiencias y sensaciones (hartazgo de la vida cotidiana, rompimiento del status quo y convencionalismos sociales)
- Cambiar o reafirmar percepciones espirituales (vida, muerte, existencia, sentimentalidad, traumas sociales)
- Relacionar hechos históricos con otros elementos (geográficos, sociales, económicos, migratorios)
- Comparar límites de patrimonio cultural propio con el de terceros (dicotomías de: oriente-occidente, antes-ahora, paz-guerra)
- Ofrendar honores a personajes (muertes por causas justas, sobrevivencia a catástrofes humanas o de naturaleza)
Si para el ”turismo blanco” es difícil encontrar las motivaciones exactas que le impulsan al turista a comprar lo que compra, para el “turismo oscuro” el problema se agiganta y se complica ya que las relaciones entre lo que la gente hace y lo que la gente piensa se esconden, disfrazan o disimulan con otros de menor carga emocional como la simple curiosidad, el seguimiento de tendencias sociales o familiares o la protección de intereses localizados en niveles mentales profundos.
Ver video: https://youtu.be/7a8V0-3t7J4
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