Hay historias que no nacen en un acta ni en una reunión formal. Nacen en el territorio, en conversaciones largas, en intuiciones compartidas y en vidas reales que avanzan mientras los proyectos toman forma. Así nació, en 1995, la Sociedad Uruguaya de Turismo Rural y Natural (SUTUR), cuando el turismo rural todavía no existía como concepto instalado en Uruguay y mucho menos como política o producto estratégico.
Treinta años después, el turismo rural forma parte del ADN del país. Está presente en todos los departamentos, sostiene emprendimientos familiares, genera empleo y conecta a Uruguay con una forma de viajar que prioriza el encuentro, la identidad y el paisaje humano. Nada de eso fue casual.
La web para más información es: https://www.turismoruraluy.com/
Autor; Jacobo Malowany – síganme en todas las redes sociales como @jacobomalowany
El comienzo: un tiempo sin red, pero con raíz
Los primeros pasos de SUTUR ocurrieron en un contexto difícil de imaginar hoy.
No había celulares. No había correos electrónicos. No existía la inmediatez.
Había teléfonos fijos sobre escritorios, reuniones presenciales y una enorme cuota de compromiso personal.
Una de las pioneras lo explica con una honestidad que define toda una época:
“Yo no fui presidenta, fui tesorera. Anduve con varias cosas, pero los cargos no eran lo central. Era un tiempo difícil. Teléfono fijo en el escritorio, nada de móvil.”
Ese detalle, aparentemente menor, marca una forma de hacer. El trabajo asociativo no se sostenía con exposición ni con títulos, sino con presencia real. Importaba menos el cargo y mucho más que las cosas sucedieran.



Carmen Passarella: maternar y fundar al mismo tiempo
Entre las mujeres que impulsaron el nacimiento de SUTUR aparece con fuerza el nombre de Carmen Passarella, referente indiscutida del turismo rural uruguayo. Su historia personal se entrelaza profundamente con la historia de la gremial.
En ese período atravesaba la maternidad, la vida familiar, la producción rural y, al mismo tiempo, la creación de una institución que no tenía antecedentes.
“Fue todo muy rápido. Primero en el 95 nace Martín, y luego nació Fabián. Y en eso estábamos creando SUTUR.”
Representa la etapa fundacional. No desde un cargo, sino desde el hacer cotidiano. Su liderazgo estuvo atravesado por la maternidad, el territorio y una época donde todo se construía sin red de contención. Ella encarna el espíritu original de SUTUR.
Ese dato no es anecdótico: SUTUR se fundó mientras sus pioneras criaban hijos, trabajaban el campo y sostenían hogares. No había separación entre vida personal y compromiso colectivo. Todo formaba parte del mismo proceso.
“Fuimos un puñado de loquillas soñadoras que creímos que aquello era posible. Y lo hicimos posible.”
La frase no romantiza: describe. Aquellas mujeres intuyeron que el campo podía abrirse al visitante sin perder su esencia y que el turismo podía ser una herramienta para quedarse en el territorio, no para abandonarlo.
Compromisos silenciosos que se volvieron referencia
Con el paso del tiempo, Carmen y otras pioneras descubrieron algo que no buscaban:
“Uno a veces no sabe que los demás lo están mirando como referente, con admiración.”
Ese liderazgo no se construyó desde el brillo ni desde el protagonismo público, sino desde una coherencia sostenida. Hacer bien las cosas. Abrir el predio. Recibir al visitante. Compartir. Resolver. Volver a empezar.
Treinta años después, mirando en retrospectiva, la satisfacción es inevitable:
“Hoy el turismo rural es lo que soñábamos hace 30 años.”
Incluso con una reflexión lúcida:
“Capaz que creció más rápido que la propia SUTUR. Pero eso también pasa con las asociaciones.”



Mujeres que condujeron las etapas clave
Mi primer acercamiento profundo a SUTUR fue en 2014, en la Estancia Renacimiento en una reunión de fin de año. Allí entendí algo que se mantiene intacto: SUTUR no se explica desde los discursos, se entiende desde la acción.
Emprendimientos abiertos, anfitriones involucrados, liderazgo presente. Una forma de hacer turismo que se vive, no se declama. Esa experiencia marcó mi mirada y mi escritura desde entonces.
Hoy en sus 30 años resalto la oportunidad de ver, recorrer y escribir sobre un proceso que no es habitual en lo gremial: la continuidad de mujeres conduciendo los momentos clave de SUTUR.
No se trata de nombres aislados, sino de una secuencia coherente de liderazgos.
Marina Cantera Nebel — La consolidación
Presidenta de SUTUR desde 2013 durante varios períodos, lideró una etapa decisiva. Condujo el proceso de consolidación institucional, profesionalización del sector y articulación público–privada. Bajo su conducción, el turismo rural ganó visibilidad, peso gremial y reconocimiento dentro del sistema turístico nacional.
Fue una etapa de ordenamiento, capacitación y posicionamiento.
Lucila Providente — La red y la experiencia
En 2022 asume la presidencia y aporta una mirada renovada. Bajo su liderazgo se lanza el Pasaporte Turismo Rural y Natural, una herramienta que sintetiza el espíritu colectivo: recorrer, conectar, colaborar. El turismo rural deja de pensarse como emprendimientos aislados y se fortalece como red.
Andrea Baracco — El presente con proyección
Actual presidenta de SUTUR, productora lechera y referente del turismo educativo y sostenible. Representa una nueva generación de liderazgos rurales, con énfasis en asociativismo, participación, calidad y arraigo. Desde su gestión se refuerza una idea central: sin socios, no hay gremial fuerte.
Asociarse: hoy más necesario que nunca
A treinta años de su nacimiento, el mensaje de las pioneras es claro y vigente:
“Si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer?”
Asociarse a SUTUR no es cumplir un requisito. Es tomar partido por una forma de desarrollo, sostener una historia colectiva y fortalecer una herramienta gremial que nació cuando nada estaba dado.
Treinta años después
Los emprendimientos: el corazón vivo del turismo rural
Más allá de nombres propios y cargos institucionales, el verdadero motor del turismo rural uruguayo está hoy en los emprendimientos que, a lo largo de todo el país, hacen auténticas maravillas desde lo cotidiano. Familias, productores y anfitriones que abren sus predios, cuidan el paisaje, transmiten saberes y convierten la hospitalidad en experiencia. Son proyectos diversos, muchas veces silenciosos, que innovan sin perder identidad, que reciben al visitante como a un invitado y que sostienen, día a día, la vigencia de un modelo turístico con arraigo, sensibilidad y compromiso con el territorio. Sin ellos, ninguna estructura tendría sentido y ninguna historia podría contarse.
SUTUR no es solo una institución.
Es una historia hecha de mujeres, maternidades, campo, convicción y trabajo silencioso.
Es el resultado de decisiones tomadas sin garantías, pero con sentido.
Treinta años después, el turismo rural uruguayo existe, crece y se proyecta.
Porque hubo quienes soñaron.
Y quienes, sin saberlo, hicieron historia.
Autor:
Para contactar a Jacobo Malowany o conocer más sobre su trabajo, puede escribirle a jmalowany@altagerencia.es. Su dedicación al turismo, la enseñanza y el coaching lo convierten en un profesional calificado en el panorama actual.
Nota:
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